31 agosto 2012

105. I'll call you when i get there


105 o cientos de días después. ¿Hay alguien aún que se pasee por mi pasado? 
Creo que ni yo misma. Y no es cuestión de que me avergüence, sino de que tampoco había llegado el día en el que mirase atrás y me preguntara por ese blog que tanto me ayudó a desahogarme y a vomitar toda la mierda que en ese momento -y visto ahora no entiendo por qué- no tuve los cojones de afrontar. 
Cuando uno se da cuenta de que ha superado una etapa tan larga de su vida empieza a tener miedo de que los años pasen tan rápidamente y, en cierto modo, añora esos momentos que en su día fueron un infierno. Y los que no lo fueron. De momento todo va bien. Todo va bien...
[ ... ]

11 diciembre 2010

104.

104 o Nueve meses después, que no es mucho o es demasiado depende de cómo se mire.

Yo no sé si alguien echaba de menos que escribiera por aquí. La verdad es que tampoco es que explicase cosas demasiado interesantes, pero la cosa es que yo sí que echaba de menos escribir...

Varias veces había intentado empezar un post, pero llegado un momento, me daba cuenta de que no tenía nada de qué hablar, o simplemente no me salía. No tenía ganas, y no me sentía a gusto con lo que contaba.

Seleccionaba todo y le daba a suprimir.

No me repetiré diciendo eso de "cuando estás jodido/a siempre sale algo", pero es que es verdad. Y yo llevaba demasiado tiempo bien. A mi manera pero bien. No hacía las cosas bien pero yo lo estaba. El trabajo ok, la salud ok, el corazón... bien, gracias.

No sé cómo expresarme para poder hacerlo sin ser demasiado explícita. Me gustaría poder decir que he actuado mal, de manera egoísta y caminando siempre por la acera de las cosas fáciles y cómodas, del dejando para mañana lo que podría hacer hoy. Hasta que tener tan mala conciencia me ha hecho dudar de si tengo motivos o no para ahora estar triste, rebotada o simplemente pensar que lo que creo que he perdido ahora lo quiero de verdad. Quizá si no lo hubiera perdido estaría igual que siempre, y no le daría valor. O quizá estoy pasando por una rabieta a lo "no lo quería pero como lo he perdido ahora lo quiero" y en realidad si no hubiera pasado nada la cosa hubiera seguido igual hasta darme cuenta de que no me importaba en absoluto.

Lo que de verdad me jode es la espera, la intriga, el no saber por qué pero a la vez saber que habrían muchos porqués que de ser sabidos serían motivo suficiente.

Me he explicado fatal, pero por fin en muchos meses he sentido el alivio que se siente al plasmar dudas que corren por mi cabeza sin acabar en llanto pero jodiéndome el estómago de los nervios y haciéndome sentir como una puta mierda.

¿Alguien habrá llegado hasta aquí? Pues te debo una birra, por la compasión, aburrimiento, equis.

Habrá más :)

[ ... ]

01 marzo 2010

103.



Yo había perdido el último autobús,
a tí te habían echado de otro bar.
Los mismos alfileres de vudú,
el mismo cuento que termina mal.
[ ... ]

23 noviembre 2009

102.

Llegué a casa de Alma a la hora de cenar. Saludé a sus compañeras, me saqué los zapatos. Me iba a sentar en el sofá cuando sonó el timbre.

Me levanté, dí media vuelta y caminé descalza por el pasillo directamente hacia la puerta. No había nadie. Una nota en el suelo lo explicaba todo: "Somos vuestros vecinos, venid al 3º 4ª a partir de las once. Fiestón".

No teníamos ningún plan, así que le pasé la nota a mi amiga y, sabiendo su respuesta, decidí ir a la cocina, cortar limas, saltar encima de una bolsa de hielos que sobró la semana pasada, y preparar un gran bol de ikea (3 litros) lleno de mojito.

Empecé a beber y cuando me dí cuenta eran casi las doce. Salimos directas al ascensor. Apreté el 3.

Un rellano con decoración navideña (wtf?). Timbre.

Unos ojos aparecieron detrás de la visilla dorada típica de los pisos del ensanche. Se abrió la puerta.

El amor graduado corría por mis venas cuando, mientras me presentaban a cada una de las personas, vi tu cara entre la multitud. No sé qué debía estar haciendo cuando sonó mi teléfono y salí al balcón para poder hablar con Olivier. Allí me encontré con Alma, que hablaba con nuestro amigo Londinense e intentaba explicarle cómo llegar a la fiesta.

"Vaya, una hablando en francés y la otra en inglés... Qué cosmopolitas!". El gracioso de turno (pensé). Me giré con mi cara de borde y te ví. Eras tú.

De repente, estábamos sentados en el suelo, riéndonos, comiéndonos la boca y tirando huevos por el balcón. No pensé en "él". Sólo por eso ya valió la pena.

Gracias.



[ ... ]

17 noviembre 2009

101.

Play.


Me gustaba asomarme a la ventana de mi habitación para verte.
Robaba pequeños fragmentos de tu día a día que nunca te devolví.

Eras un niño, más o menos de mi edad, tenías el pelo casi blanco y los ojos azules y tristes.

En tres ocasiones intenté llamar tu atención:

Una. Un domingo, lanzándote un avión de papel.
Dos. El día de mi cumpleaños, tirando los caramelos de la piñata contra tu cristal.
Tres. El día en el que coincidimos en el ascensor y al salir te robé un beso.

(...)



Un día desapareciste y ya nunca volví a saber nada de tí hasta ayer.

Yo salía del ferrocarril inmersa en mi mundo, escuchando música clásica y tratando de entender por qué cualquier tipo de relación es tan difícil, y alguien me dio un golpecito en la espalda.

Al girarme supe perfectamente quién eras, y sólo me salió un intento de sonrisa y darte un beso en la mejilla. Te quedaste un poco cortado, quizá esperabas más efusividad.

Llegabas tarde a alguna parte y me diste tu teléfono. Lo borré 5 minutos más tarde. Empiezo a cansarme de las "casualidades" y el "destino" que sólo hacen que haga más daño la hora en la que se acaban las cosas. Sé que fue cobarde, pero las cosas son más complejas de lo que muchos piensan.

Nunca sabrás que desde que te fuiste miro cada noche a tu ventana antes de bajar la persiana.

[ ... ]

Entrada nº 100

No sabría explicar exactamente cómo pasó todo. Sólo sé que esa noche me encontré bajando a pie desde Pedralbes hasta el Borne hablando con una desconocida con la que coincidí en ese tren que me llevó hasta tí cuando todo era bonito y la ilusión era algo que relacionabas conmigo aunque de éso sólo haga un mes y ya no sea así.

Badulake. Soda, ron, limas y hielo. Invasión a un jardín privado y robo de un tiesto con unas ramitas de menta. De repente encontramos una puerta y subimos una escalera de caracol interminable. Arriba de todo, una terraza con velas y una multitud de gente extranjera.

Alcohol. Caipirinhas. Mojitos.

Gente interesante. Mucho más alcohol. Un italiano, un sueco y un americano. Intercambio de números. Miradas, gestos y señales que en esos momentos paso por alto ya sea por cansancio como por falta de verdadero interés. Busco la química y al verla me voy a otro lado. No es el momento.

La policía. Todos a la calle.

Subo caminando la calle Urgel, esta vez sola y con las llaves de la casa de ésa persona con la que bajé hasta esa fiesta. Pero sin ella.

Llego, busco su cuarto y me duermo. Me despierta una llamada.

- ¡Odiosa! ¿¿Estás ya en mi casa?? Qué bien folla... Ahora cuando llegue te hago una perdida para que me abras y te cuento.

Ok.

Me desvelo. Bajo hasta la calle descalza y me siento a esperarla encima de una moto. Mi falda se levanta levemente y deja ver parte de los morados que me hiciste al morderme mientras yo pensaba que ésa sería seguramente la última vez que me tendrías en tu cama.

Me acuerdo de Jota. Se me va la olla. Mensajes, mensajes de texto, crear mensaje.

"Cuándo piensas venir a violarme??"

Me llama al momento. Al oír su voz me olvido de tí y mi piel se eriza y recuerdo sus labios, sus ojos, su manera de tocarme y la magia que nunca se fue.

Nadie es especial. Te cambio por otro como cambio de peinado.

Crees que me estoy colgando de tí y quieres dejar las cosas claras, pero a la vez reivindicas que no quieres sentirte como una polla... ¿en qué quedamos?

Dejo de preguntarme por qué a veces una quiere creer las palabras antes que los hechos.

Dejo de torturarme con eso del por qué antes sí y ahora no.

Dejo de pensar que te veía diferente y de que el sentimiento era mútuo.

Dejo de culparte a tí por hacerme dejar a una persona que me quería si tenías pensado actuar como un gilipollas cuando en realidad la culpa es únicamente mía.

Y, sin entenderlo demasiado bien, sabiendo que no necesito a nadie pero consciente de que ayuda, dejo de preguntarme mil y un porqués.

Vuelve la pasión con Jota y empieza esa espiral que desaparecerá con los meses cuando alguno de los dos se canse. Y hasta más ver.

Parches, fiestas, días de siesta.

[ ... ]