Un euro el billete sencillo
Pon esa vieja canción...
STOP. ¿Qué hago ahora mismo en Madrid en una habitación demasiado grande para mí sola?
PLAY. Has pensado que tú, persona que lees esto, podrías ser aquella persona de la que hablaba? Aquella a la que esperaba encontrar por las calles de mi ciudad (de tu ciudad, de la nuestra, de la de muchos y de la de nadie a la vez).
Esta vez voy a pasear sola por lugares casi míos pero que no lo son.
Voy a saber que no tengo a nadie en muchisimos kilómetros y que si no me cuido yo voy apañada.
No voy a querer a nadie paseando a mi lado, ni dejándome el euro que me falta para poder comprarme un té con leche en el bar de Triubunal en el que sólo suena Sabina y un viejo que es más feliz que tú y que yo vende puntos de libro hechos por él. Y voy a dejar mi móvil debajo de mi almohada, como si me lo hubiera dejado al despertarme, para que no me moleste nadie.
Quiero saborear esta soledad. Ese saber que no voy a conocer a nadie que me llene, ni a quien le interese.
Al fin y al cabo, un billete sencillo vale un euro. Y eso me basta para llegar al fin del mundo y más allá.
STOP. ¿Qué hago ahora mismo en Madrid en una habitación demasiado grande para mí sola?
PLAY. Has pensado que tú, persona que lees esto, podrías ser aquella persona de la que hablaba? Aquella a la que esperaba encontrar por las calles de mi ciudad (de tu ciudad, de la nuestra, de la de muchos y de la de nadie a la vez).
Esta vez voy a pasear sola por lugares casi míos pero que no lo son.
Voy a saber que no tengo a nadie en muchisimos kilómetros y que si no me cuido yo voy apañada.
No voy a querer a nadie paseando a mi lado, ni dejándome el euro que me falta para poder comprarme un té con leche en el bar de Triubunal en el que sólo suena Sabina y un viejo que es más feliz que tú y que yo vende puntos de libro hechos por él. Y voy a dejar mi móvil debajo de mi almohada, como si me lo hubiera dejado al despertarme, para que no me moleste nadie.
Quiero saborear esta soledad. Ese saber que no voy a conocer a nadie que me llene, ni a quien le interese.
Al fin y al cabo, un billete sencillo vale un euro. Y eso me basta para llegar al fin del mundo y más allá.
6 comentarios:
ah, se de lo que habla. Recuerdo mi llegada a Madrid, solo y con un pan bajo el brazo, y cómo era de misterioso no saber que calle había detrás de la que recorría, o lo extraña que me parecía la gente y los bares, o buscar piso desesperadamente y hospedarme en pensiones de mala muerte donde parecía que compartía baño con estibadores portuarios, o lo bien que se le daba a uno beber vino y componer poemas que ahora más bien hacen gracia.
Luego uno va a haciendo amigos y poco a poco ve que esto es un pueblo como cualquier otro y es dificil no encontrarse a un conocido por la calle cada vez que se da un paseo y que la vida ya no es tan excitante.
el billete te podrá costar un euro pero una persona que esté a tu lado vale muchisimo más.
si vas al fin del mundo...visitame.
De todos modos no hay como dejarse llevar ... con poco dinero pero los bolsillos llenos. Disfruta de la soledad. Demasiada compañía también és agobiante.
Bienvenida soledad y paseos dispersos sin nadie que nos espere.
disfrute del viaje, pero al regreso cuéntenos cosas.
esperaré impaciente.
Se empieza por un billete sencillo y se acaba comprando uno el abono transporte.
Suerte.