17 noviembre 2009

Entrada nº 100

No sabría explicar exactamente cómo pasó todo. Sólo sé que esa noche me encontré bajando a pie desde Pedralbes hasta el Borne hablando con una desconocida con la que coincidí en ese tren que me llevó hasta tí cuando todo era bonito y la ilusión era algo que relacionabas conmigo aunque de éso sólo haga un mes y ya no sea así.

Badulake. Soda, ron, limas y hielo. Invasión a un jardín privado y robo de un tiesto con unas ramitas de menta. De repente encontramos una puerta y subimos una escalera de caracol interminable. Arriba de todo, una terraza con velas y una multitud de gente extranjera.

Alcohol. Caipirinhas. Mojitos.

Gente interesante. Mucho más alcohol. Un italiano, un sueco y un americano. Intercambio de números. Miradas, gestos y señales que en esos momentos paso por alto ya sea por cansancio como por falta de verdadero interés. Busco la química y al verla me voy a otro lado. No es el momento.

La policía. Todos a la calle.

Subo caminando la calle Urgel, esta vez sola y con las llaves de la casa de ésa persona con la que bajé hasta esa fiesta. Pero sin ella.

Llego, busco su cuarto y me duermo. Me despierta una llamada.

- ¡Odiosa! ¿¿Estás ya en mi casa?? Qué bien folla... Ahora cuando llegue te hago una perdida para que me abras y te cuento.

Ok.

Me desvelo. Bajo hasta la calle descalza y me siento a esperarla encima de una moto. Mi falda se levanta levemente y deja ver parte de los morados que me hiciste al morderme mientras yo pensaba que ésa sería seguramente la última vez que me tendrías en tu cama.

Me acuerdo de Jota. Se me va la olla. Mensajes, mensajes de texto, crear mensaje.

"Cuándo piensas venir a violarme??"

Me llama al momento. Al oír su voz me olvido de tí y mi piel se eriza y recuerdo sus labios, sus ojos, su manera de tocarme y la magia que nunca se fue.

Nadie es especial. Te cambio por otro como cambio de peinado.

Crees que me estoy colgando de tí y quieres dejar las cosas claras, pero a la vez reivindicas que no quieres sentirte como una polla... ¿en qué quedamos?

Dejo de preguntarme por qué a veces una quiere creer las palabras antes que los hechos.

Dejo de torturarme con eso del por qué antes sí y ahora no.

Dejo de pensar que te veía diferente y de que el sentimiento era mútuo.

Dejo de culparte a tí por hacerme dejar a una persona que me quería si tenías pensado actuar como un gilipollas cuando en realidad la culpa es únicamente mía.

Y, sin entenderlo demasiado bien, sabiendo que no necesito a nadie pero consciente de que ayuda, dejo de preguntarme mil y un porqués.

Vuelve la pasión con Jota y empieza esa espiral que desaparecerá con los meses cuando alguno de los dos se canse. Y hasta más ver.

Parches, fiestas, días de siesta.

3 comentarios:

Enric Draven dijo...

Me ha asustado bastante tu aventura! :)

Yo tambien las he vivido de este estilo por barcelona. Nuestra ciudad nos da mil opciones, hasta la de perdernos por la cabeza esperando encontar algo nuevo.
Una cosa es cierta: Nadie es especial. (si conoces a Nadie y es guapa, presentamela).

Enric
PD: a ver si te encuetro por el gtalk i charlamos!

dEsoRdeN dijo...

'Parches, fiesta y días de siesta': me encanta como lema. Yo no creo que no haya personas especiales. Las hay, pero el problema es sólo que caducan (normalmente, demasiado rápido...)

Ángel Muñoz dijo...

wenas, pasaba por aki a saludar y visitar mi blog, puesto que tu ya lo has hecho con el mío, desde las lindes del sur, el voltios. un abrazo.

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